Un año puede ser 365 días, una vida o un instante. Un año más o un año menos. Un año puede ser mucho o poco depende de los ojos de quien lo mira y también de la persona que lo vive.
Un año de lecciones, de aprendizajes, de separaciones y reencuentros. Un año de buscarme pero sobretodo un año de encontrarme y a la vez saberme perdida. Un año de reafirmarme, de renovar dominios, de regresarme, regresionarme y a la vez impulsarme. un año de no tener nada y al final tenerlo todo en campos trabajados por años.
Un año de estudios, libros, trabajo y sueños al fin cumplidos. De nuevos sueños decretados, de viajes, de amores y nuevas amistades. Un año de pausas, de duelos, cambios y renovaciones. Un año que solo son días pero si lo analizas, este año se sintió como toda una vida.
Me enamoré, me desenamoré, solté, me aferré, subí, bajé. Un año fue suficiente para reafirmar lo que quería y soltar lo que también quería; o eso creía; pero daño me hacia.
Me reencontré con viejas amistades, hice nuevas, cumplí sueños y alcancé metas. Regresé al lugar que me vió nacer para después volver al que me cambió la vida.
Mientras el mundo se sacudía a días ignoraba y otros lloraba, mirar hacia afuera para ser consciente pero a la vez enfocarme dentro por que es ahí donde duele. Una vuelta diferente, que no empieza en enero ni acaba en diciembre. Atípica y tan mágica como catártica.
Un año donde definitivamente nada es igual y yo no soy la misma. Donde no escribí, pero me di permiso de sentir. Donde creía que no tenia tiempo sin embargo descubrí que solo me estaba enfocando en lo que siento y no hay nada mas atinado y correcto.
Tras un año, hoy vuelvo. Vuelvo aquí, vuelvo a mi. Mi Zona en Blanco, mi diario, mi presente y mi pasado. No se si seré constante o si vaya a quedarme pues tampoco voy a aferrarme.
Ya que este año aprendí a fluir, a una vez más dejar ir y sobretodo sentir para poder vivir.
A.