Me tardé en darme cuenta que todos esos apodos que no hacían más que resaltar mis defectos, eran violentos. En aceptar que no estaba bien que me ignoraran, me regañaran, moldearan y constantemente me pidieran que cambiara. Me tardé en entender que quien salta de una relación a otra no te busca por amor sino por compañía y a quien no le gusta estar con su propia familia y no acepta a la tuya, no podrá hacer una contigo.
Me tarde en ver que una relación es una balanza, que quien no te puede esperar ni 50 días, suprime tus planes previamente hechos o limita tu crecimiento, no ve por ustedes, ni por ti sino por Él. Que la frase “Esa no es la relación que yo estoy buscando” era el encabezado de una relación de uno y no de dos. Me tardé en ver que aquel que no tolera los defectos y demanda constante perfección no emana amor, que cuando el juego está de un solo lado de la cancha no están jugando juntos sino contigo.
Me tardé en entender que un puñado a manos llenas de virtudes y cosas buenas no le quitaban los barrotes a aquella jaula que me rodeaba. Que no poder viajar, ver a mis amigas sin estar checando el celular, no poderme quedar sin pila, tener amigos, convivir con mi familia o no poder ir a un retiro de meditación a cambio de amor, definitivamente no era amor.
Me tardé en darme cuenta que estuve sumergida en una relación no solo machista sino violenta; pues el egoísmo, el doble sentido, la presión, los celos, la desconfianza, las insinuaciones, represiones y limitaciones no son golpes pero si agreden. Tardé en poner el amor propio sobre todas las cosas, en decir adiós, en reconstruirme. Me tardé en perdonar, en perdonarlo, pero sobretodo en perdonarme a mi, dar vuelta de página y seguir.
Me tardé en encontrar una relación donde me dan todo lo que me decían que no se podía, en ver que si existe todo lo que yo defendía. Me tardé en encontrar a alguien que vive y piensa como yo, que su mundo es mixto y su amor no tiene limitaciones, clausulas ni peticiones.
Tarde, cuantas veces no me reproché a mi misma el tiempo que me tomó darme cuenta, en valorarme, en amarme. Hoy puedo decir que el tiempo es relativo, que si pudiera regresarlo volvería a vivirlo pues de todo he aprendido.
Me tardé, pero estuve a tiempo.
A.

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