Decir que cuando alguien muere se va, es relativo pues solo su cuerpo se va mas sin embargo su alma se queda, Se borra su rostro pero nos deja su sonrisa. Se va su voz más sin embargo su risa se vuelve eterna.
No encuentro las palabras para decir adiós, y sé que nunca voy a encontrarlas pues no existen, porque tú no le puedes decir adiós a alguien que no se ha ido del todo, siempre se va a quedar entre nosotros de mil maneras. Tu risa resuena en mi mente, los recuerdos serán permanentes y los cuales continuaremos el día que te alcance, te cambiaste de sitio y de contexto pero sería tonto creer que te has ido porque el corazón nunca miente y yo te siento aquí conmigo, hasta más cerca que antes. Te siento todo el tiempo y de mil formas, cada paso que dé recordaré que por ti seré mejor persona y juntos continuaremos tantas cosas. Dejaré tu nombre en mis huellas pues sé que me apoyas y me acompañas. No es un adiós, no es un hasta luego, simplemente es aprender a verte de todas las 1,000 nuevas maneras en las cuales te encuentras en estos momentos.
¿Que si creo en Dios? Como no hacerlo sintiendo esto, sintiendo tu paz, tu amor y tu consuelo. Sé que no será fácil acostumbrarnos a tu nueva presencia pero tú siempre nos llevaras de la mano pues nunca nos has abandonado.
No necesito abrazar físicamente a Dios para sentir su presencia, platicar con él y pedir su compañía. Nací haciéndolo de esa manera para poderlo abrazar en la eternidad y aunque contigo fue al revés y eso a veces lo hace doloroso, pues te conocí abrazándote físicamente y ahora tendré que hacerlo desde el alma y el corazón, sé que podré entender la nueva forma de hablarte y de escucharte pues tú me enseñaras y me guiarás.
Tú estás con Dios y yo jamás he extrañado a Dios ni lo he sentido lejano, cada que le hablo sé que me escucha, cada que camino sé que me acompaña, no necesito pedírselo y muchas veces no necesito llamarlo para saber que el está aquí, y nunca me he despedido de él porque desde aquí a la tierra Él nos regaló el don de la comunicación divina que hasta en sueños nos acompaña, por lo tanto si tu estas con El este doloroso proceso es solo acostumbrarme a hablarte de la misma manera para sentirte igual de cerca.
Así como todos los días veo a Dios en el amanecer, en el florecer, en el amor que se dan los unos a los otros, escucho a la virgen en los cantos de los pájaros y en el rocío de la mañana. Así comenzare a verte a ti pues hoy entiendo que la presencia celestial no se ve en la cara o en el cuerpo sino en todas las maravillas y milagros que suceden día a día. Y así como los veo y los siento a Ellos empezaré a verte y a sentirte a ti pues así como Dios y la virgen están, tú estás.
Tú estas, no te has ido, no te vas.
Por ti siempre GABZ
Te amo, Andrea.