Pueden pasar un año, dos, una semana o un día. Pero de pronto sin saber que hay diferente te das cuenta de que algo cambió. Es tan grande que lo notas al abrir los ojos, antes de darle el primer sorbo al café de las mañanas. Es tan impresionante que ni tu puedes creer que sea cierto pero lo es, sientes eso que no habías sentido hace ya un tiempo, que ni recuerdas el último momento que te sentías así. Y confirmas que en efecto, ya pasó.
No es olvido, pues olvidarlo o arrepentirse seria tonto ya que junto con el olvido se irían millones de reflexiones. No es superación pues no hay nada que superar, ni hay que ir mas allá simplemente es soltar.
Que en efecto lo amabas, te creaste tantas historias en la cabeza que sobrepasaban todo aquello que imaginabas. Que a veces idealizamos y profundizamos más de lo debido, que es muy divertido y entretenido pero no es real, es mas tu historia mental que quien es Él en verdad. Que ya no es, ¿Qué hubo?, ¿Qué hay? o ¿Qué habrá?, eso ya da igual, simplemente Él en tu mente ya no está.
Son de esas cosas que no las ves pero las sientes, así como lo sentiste a Él en un momento y te sacó una sonrisa, pues ahora el no sentirlo vuelve a sacarla nuevamente. No es su recuerdo, es la satisfacción de que ese capitulo ya se cerro y ese libro ya se leyó pero sobre todo saber que en el camino sí se aprendió. Que no es estar bien o mal, ni distintas formas de amar, es crecer y conocer. Que recuerdas y sonríes pues lo que considerabas imposible y en su momento lo etiquetaste de increíble fue un aprendizaje sublime.
No hay plazo que no se cumpla, herida que no sane ni ciclo que no se cierre. Todo pasa, la vida es alfa y omega, eros y tanatos y como en todo, esto ya pasó, ya pasaste, ya no te siento aunque no miento que a veces si te pienso y te recuerdo pero ya no como antes y lo mejor de todo es que me gusta, que no es orgullo ni felicidad, es armonía y paz. Que superar no es olvidar es tomar las lecciones que nos deja el recuerdo y avanzar.
Soltar y seguir
A.
Has dejado de dolerme
Por fin haz dejado de dolerme, y eso en el fondo me entristece porque al final era lo único que recordaba, lo que tú y yo un día fuimos.
Diego Bergasa