Me quedo con 365 días más vividos, con cada una de las 8,760 horas, con los 525,600 minutos. Agradezco cada uno de los 31, 536,000 segundos corridos este año. No rechazo absolutamente nada, cada experiencia vivida fue no solo un aprendizaje sino un regalo para seguir creciendo. Cuando entendemos que el tiempo es una herramienta de crecimiento y que los errores son una oportunidad para ser mejores, entonces la vida comienza a cobrar sentido.
Me quedo con todo, con lo bueno, con lo no tan bueno, con lo neutro y por supuesto que me quedo con lo malo. Me quedo con la lagrimas y los duelos, me quedo con la sanacion y la superación. Me quedo con los viajes y con cada uno de sus aprendizajes.
Me quedo con las risas y los dolores de las mismas. Me quedo con aquel corazón roto que aprendió a sanar en menos de un año, me quedo con el miedo, con aquella sacudida que desprendió de mi el amor incondicional, me quedo con las fracturas, con las consultas médicas, las resonancias y fisioterapias. Me quedo con la agonía y con aquella cirugía, me quedo con mis cicatrices mentales y corporales.
Me quedo con las nuevas y viejas personas, me quedo con el recuerdo de aquellos que se fueron y con los nuevos que llegaron para quedarse. Me quedo con el perdón y con la desepción, con las amistades recuperadas, con los amores de un rato, los frustrados y los olvidados. Me quedo con mi camino, con cada paso dado y kilómetro recorrido, con sus dolores, sus metáforas, sus familias, amigos y desconocidos.
No dejo nada, no me arrepiento de nada, comienzo a darme cuenta de que la vida no es quien hace más ni quen deja más, la vida es quien se queda con más y para quedarte con más no hay otra manera más que quedarse con todo. Dejar de pasar de largo los hechos y sucesos, dejar de arrepentirse, y de recolectar cosas materiales que solo quitan espacio para quedarse con lo que es verdaderamente importante.
Me quedo con el crecimiento, con lo aprendido, con lo vivido. Somos un libro que no debemos de borrar, lo que debemos de hacer es quedarnos con todo y no dejar de redactar. Este año fuiste lo mejor que pudiste ser con las circunstancias vividas y las herramientas previamente obtenidas, así como eres, eres perfecto. No te peleés contigo mismo, quedate con todo y usalo para seguir creciendo.
Negar, olvidar o suprimir algo vivido seria rechazar el aprendizaje y el crecimiento que nos trajo el mismo.
Este y todos los años me quedo con todo. ¡Feliz año!
Andrea