¿Porque lo haces? ¿Para quién lo haces? ¿Cómo lo haces? Cada que empieza la clase de yoga mi maestro o maestra me pide que le ponga una intención a mi práctica, esta intención no es más que la respuesta de todos los porqués, a veces pongo como intención algo que quiero soltar, o en ocasiones algo que quiera mejorar, y cada que algo me cueste trabajo durante la práctica, ya sea una postura o un pensamiento asfixiante, me acuerdo de mi intensión y eso me ayuda a seguir manteniéndome en el momento y resistir a las adversidades.
Vivimos en un mundo lleno de dificultades, de altas, de bajas, de situaciones inesperadas. Es este cambio constante lo que hace al mundo, mundo, al humano, humano y a la vida, vida. Pero, ¿qué nos hace ser fuertes y resistir a las adversidades? Una vez mas traigo el yoga a mi vida diaria pues esta práctica es una metáfora constante de lo que es la vida misma.
Ponerle una intención a tu práctica es ponerle el propósito a la vida. Siendo la intensión el propósito y la práctica tú vida. Una vida sin propósito es una vida sin sentido, sin embargo la mayoría del tiempo vivimos sin el mismo. ¿Por qué, para qué y para quién vivimos? ¿Por qué comemos?, ¿por qué respiramos? ¿por qué trabajamos? ¡Vaya! ¿por qué nos despertamos? ¿por qué y para qué nos casamos?
Vivimos mecanizados, haciendo las cosas «porque si» o «porque toca», se nos olvida la intensión dejando muchas veces atrás la esencia de la vida misma. Hacemos las cosas sin propósito, sin una razón de ser y cuando las acciones no tienen un origen es muy fácil desecharlas o que se extingan. Así mismo cuando todo tiene un propósito; al igual que durante la práctica; cuando hay adversidades, dolores, frustraciones y ganas de mitigar el dolor o la incomodidad de la postura, te acuerdas de la intención de tu práctica, retomas el propósito y le das el sentido a todo lo bueno pero sobretodo le das el sentido a todo lo difícil. Te acuerdas y sabes por qué estás ahí, te hace sentido vivir los sacrificios, atravesar por las crisis, y experimentar los dolores, reflexionas quien te está haciendo flanquear si la experiencia mental o la sensorial, si es tu cuerpo el que dice que ya no puede o es tu mente la que te quiere engañar. Cuando la práctica tiene intención, la vida tiene sentido.
Ponle una intensión a tu práctica, levántate con un propósito grande o pequeño, pero dale un sentido a tu día. Cada compromiso, acción o contrato de vida respáldalo con un propósito, con una razón de ser pues es el propósito el único que te va a ayudar a vencer las dificultades y ser paciente cuando se presenten. Es el propósito el que te hace trascender y crecer.
Tener un propósito es la diferencia entre vivir y estar vivo.
Namasté, A.