Julio 20, 2017
Camino Frances a Santiago de Compostela
Mucho había escrito acerca del amor, culpas, ilusiones, reproches y explicaciones. Sin embargo no fue hasta que lo viví cuando comencé a comprenderlo de verdad. Descubrí que ese amor de ilusiones, expectativas, deseos, eternas peticiones y ataduras no era amor. Hoy me doy cuenta que los celos, los miedos, la desconfianza y el control ya no van conmigo.
El amor es libre, es más de energías que de palabras. El amor es atemporal e ignora edades, nacionalidades y clases sociales.
El amor es infinito que no significa que está siempre presente de la manera en la que todos queremos en ese momento. El amor no se mide por las ganas de amar, Él simplemente está o no está. Cuando dejas atrás a un amor no tienes que bloquearlo o ignorarlo, simplemente debes de soltarlo. Estar consciente que tú seguiste caminando mientras Él mismo se va alejando, hablando de vez en cuando; o no; pero siempre al recordarle alegrarte.
Hoy más que nunca entiendo cómo son los amores en el camino, y lo principal es que en el amor siempre uno se queda con ganas de más. Vivir más, dar más, recibir más. Si te quedas satisfecho, lamento decirte que no era amor. Sin embargo esa falta de saciedad no está ligada al hecho de tenerte que quedar pues cuando las cosas no funcionan te debes marchar.
En el camino uno va dejando atrás hubieras e ilusiones, historias y amores, que más que hacernos voltear nos hacen avanzar.
Te hice quedarte y te pedí que te quedaras un sin fin de veces y es aquí cuando digo; GRACIAS.
Gracias por haberte ido porque de no haberlo hecho no hubiera realizado este camino; que es mi gran metáfora de vida; como se hace, sola libre y sin ataduras. Al no tener que pensar en nadie más dejé que las cosas fluyeran de verdad, que entraran cuando tuvieran que entrar y se fueran cuando se debieran de marchar.
Contigo era tu relación, tu película y yo solo era parte del casting. Tú no buscabas una pareja, tú buscabas un personaje previamente creado el cual cubriera las expectativas de tu novela.
Yo no quiero ser la pieza final de un rompecabezas. Yo quiero armar el mío con la mitad de mis piezas, la mitad de las suyas y hacerlo juntos. Yo quiero amar, amar de verdad y para eso se debe de improvisar, pues la planeación limita, los ideales complican y sobretodo lastiman.
Así que gracias, gracias por seguir tu camino y abrirme la visión hacia el mío.
¡Buen camino!