Decidí dejar el espejo y la báscula para cambiarlo por un calendario de sonrisas, por una meta cada día.
Elegí dejar de juzgarme y estarme preguntando constantemente que es lo que no me gusta de mi o que podría cambiar de mi físico.
Hoy uso menos maquillaje y trato de ir al gimnasio. Dejé el alcohol y los cigarros que me daban seguridad por las noches para cambiarlos por una buena platica con una buena compañía.
Deje de fijarme en los guapos, esos que solo apantallan con puro verbo y dinero, y empecé a apostarle a los interesantes, a los que aportan algo en sus vidas por lo tanto puedo sacar algo de eso y aportarlo a la mía. Dejé de concentrarme en lo externo, lo que todos enseñan, lo que se fabrica. Y comencé a concentrarme en lo de adentro.
Empecé por mi, a verme a mi, a conocerme y ver todas las características que tenía. A descubrir lo hermoso que hay dentro de mi, a entender que lo más importante y lo que te hace realmente hermosa es ser buena persona.
Aplaudí mis logros, reconocí mis éxitos y perdoné mis errores.
Ayudo al prójimo entendiendo que es la mejor forma para ayudarme a mi misma. Deje de reclamarme, de querer cambiarme y perfeccionarme, entendí que mis defectos me hacen perfecta. Aceptarme a mi hizo que aceptara a los demás, que dejara de quererlos cambiar.
Aprendí a sentir y a identificar mis sentimientos, a aceptar que no esta mal llorar o estar enojada, o un día estar cansada y no querer hablar con nadie pues no esta mal ser humana.
Me alejé de lo vano, de lo superficial, de las felicidades momentáneas y empecé a crear recuerdos permanentes, a cosechar verdaderas anécdotas que no solo te llenan sino te engrandecen, esas que te acercan a la idea de persona que quieres ser mañana o mejor aun que te afirman que hoy eres la persona que quieres seguir siendo mañana.
Aprendí a buscar y a encontrar lo que necesito, a pedir ayuda y a aceptar el cambio.
Empecé a ser buena conmigo, a consentirme, a permitirme, a darme espacios, tiempos, a entenderme y valorarme.
Yo decidí amarme, concentrarme en lo que llevo dentro, lo que soy, no lo que digo ser o alguna vez creí. Decidí entender que no soy un pedazo de carne, un pelo lindo o una figura perfecta, sino que soy el reflejo de lo que llevo dentro. Decidí Amarme desde dentro, eso que está y no cambia. Yo soy bonita no por suerte, no por físico, soy bonita porque YO decidí ser bonita.
A.