Estoy bien y estoy sin ti, jamás me imaginé escribir estas palabras. Venia resonándolas desde hace ya bastante tiempo sin embargo no me atrevía a escribirlas por mas que verbalmente ya las afirmaba pues confieso que tenia miedo de que no fueran ciertas y fuera solo mi mente fuerte quien me ilusionara. Pasé meses difíciles, hice el viaje de mi vida el cual me empoderó en todos los aspectos y a pesar de eso me esperé, me esperé pues creía que no era cierto lo que ahora mi corazón sentía. ¿A caso es capaz de sentir solo agradecimiento y cariño por quien le rendía cada latido?
Se me ha hecho muy poco tiempo sin embargo el calendario me dice que ha pasado casi un año. Hoy estoy convencida, aun identificando y asimilando tu ausencia me veo y me siento bien. Si, estoy bien, estoy en una de las mejores épocas; o por lo menos así me siento; estoy completa y llena de vida, no te miento que tuve un sin fin de recaídas tras aquella despedida. Te extrañé, pensé en buscarte algunas veces, pues te quiero y te pienso más ya no te hecho de menos.
Tras tu huida llegaron de la mano grandes dolores y cientos de aprendizajes, no creía cuando me decían que el vacío de un duelo se va llenando de maravillosos momentos. Y eso es a lo que me he dedicado en todo este tiempo, a llenar, a completar, a conocerme, conocer y amar. He sido yo quien ha etiquetado como frase de consolación y clicheado el “lo que no te mata te hace mas fuerte” pero he sido yo misma quien lo ha comprobado tras tu aparatosa despedida.
Te fuiste y me quedé sola y a la vez conmigo, te fuiste y me diste la mejor lección de todas, que me tengo a mi, y solo conmigo me aprendí a sentir plena y completa. Pues si, después de tanto tiempo no siento que me falte nada y no precisamente por que lo tenga todo sino porque el dolor me obligó a reconstruirme desde dentro, a priorizar del interior hacia el exterior y así puedo asegurar que hoy estoy mas completa que nunca.
No recuerdo cuando fue la ultima vez que me sentí así y menos después de ti, pasaba las mañanas reconociendo cada centímetro de aquel vacío y creo que fue ese alto grado de exploración, aceptación y nula evasión lo que me tiene hoy aquí. Acepté mi dolor, viví mi duelo, te extrañé, te amé aun a la distancia sin sentirme culpable por no odiarte, nunca me puse como meta olvidarte, te recordé cada instante que mi mente lo pedía, no negué ni una sola emoción. Y tras mucho esfuerzo, trabajo, vida y momentos, hoy puedo decir convencida que es cierto….
Estoy bien y estoy sin ti.
A-